La Tatacoa o el Valle de las Tristezas, como la llamó en 1538 el conquistador Jiménez de Quesada, por los rastros de deterioro que notó en su territorio, no es justamente un desierto, sino un bosque seco tropical. Su nombre “Tatacoa” también se lo dieron los españoles, remitiéndose a las serpientes cascabel y no, como se podría pensar, a las culebras inofensivas de color negro.
Como lo revelan los científicos, la Tatacoa durante el Período Terciario fue un jardín con miles de flores y árboles que poco a poco se ha ido secando para convertirse en un desierto.
Paisaje del desierto
En el Desierto de la Tatacoa existe mucha erosión y relativamente poca vida animal y vegetal que se adaptó de manera perfecta a las condiciones mínimas de humedad y a las altas temperaturas. Encontraremos allí: tortugas, roedores, serpientes, arañas, escorpiones, águilas, lagartos y tigrillos que comparten este espacio, escondiéndose en la tierra seca y entre los cactus que alcanzan hasta cuatro y cinco metros de altura.
La zona está muy erosionada y cruzada por cañones secos que se desarrollan transitoriamente en los meses del invierno. Estas misteriosas formas se crean sobre superficies arcillosas, generando en el paisaje cárcavas laberínticas que pueden alcanzar hasta 20 metros de profundidad.
Clima
El Desierto de la Tatacoa cuenta con la temperatura promedio de 28° C que, a veces, llega hasta 40° C, principalmente en días de sol radiante.
El lugar astronómico
El Desierto de la Tatacoa es un lugar privilegiado geográficamente por su ubicación a 3º13\' de Latitud Norte y 75º10\' de Longitud Oeste, próxima al Ecuador Terrestre.
Desde allí, se puede:
- observar las 88 constelaciones,
- realizar recorridos por los diversos objetos
- y apreciar fenómenos como lluvias de meteoros.